martes, 23 de junio de 2009
El Aprendizaje y el Desarrollo de Competencias
Con respecto a la pregunta que se nos plantea:
¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Debo mencionar que este es el esquema evaluativo y por lo tanto educativo que más se aleja del desarrollo de competencias, puesto que está sustentado en un enfoque memorístico, que poco o nada tiene que ver con el desarrollo de competencias, desde este enfoque, quiero invitar a mis compañeros a olvidarse de los exámenes finales como método de evaluación sumatoria y confiar más en la evaluación continua desde el enfoque de las competencias, lo cuál será siempre más confiable.
Ahora bien, el enfoque de las lecturas pareciera ser contradictorio, y esto no es otra cosa que un reflejo condicionado por una progresión teórica de la educación, la cual ha pasado por todos las diferentes concepciones que a través de la historia de la humanidad educada ha tenido la educación.
Podemos hacer un recorrido a través de esa historia, o podemos contrastar las alternativas que se nos proponen con los requerimientos que se nos hacen y tomar las herramientas que nos faciliten el trabajo; más esto pareciera ser muy simplista, pero no lo es.
Lo primero a tomar en cuenta es que, no podemos simplificar la propuesta de la RIEMS a lo que menciona el autor, respecto de las competencias operativas, puesto que las competencias que la reforma pretende, serán en un sentido amplio, “Competencias para la Vida”
Y estas competencias tienen como principal aspecto diferenciador, un factor humano y otro social que en el desarrollo de las Competencias para la vida, son los aspectos fundamentales, tomando como referencia la concepción de competencia que dice que es, una capacidad de actuar de manera eficaz en un tipo definido de situación, capacidad que se apoya en conocimientos, pero que no se reduce a ellos donde se muestra una definición que debería de normar nuestro actuar docente en esta Reforma Educativa.
Desde ese punto de vista, son el constructivismo y el aprendizaje colaborativo las mejores herramientas con que contamos porque,
Y siendo mucho más estrictos con las definiciones, vale la pena revisar el siguiente concepto que dice: Competencia es la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos.
Que para quienes aún podamos tener dudas, sobre el marco conceptual de las competencias, esta es una excelente definición, que desde luego no es nada sencillo de llevar a cabo, pero ahí está el reto, para asumirlo con la fortaleza que debe de darnos nuestra vocación.
Así pues retomando el cuestionamiento inicial, no podemos dar marcha atrás y dejar entonces de hacer una regresión al aprendizaje memorístico como recurso evaluativo y por lo tanto formativo, que tanto retraso ha traído a nuestro país, y considerar seriamente las alternativas que nos ofrece el aprendizaje desde el enfoque constructivista d que menciona que: El aprehendizaje, es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación. Y aunque socialmente no es muy aceptado el adaptarse, considero que este proceso de adaptación, nos permitirá hacer siempre los ajustes necesarios para interactuar con nuevos paradigmas y convivir adecuadamente con ellos.
Espero no haberlos confundido aún más con mis reflexiones, pero esta es la propuesta por la cual me dicen que estoy loco, y que considero nos facilitara la transición por esta reforma que hasta ahora me parece innovadora y productiva para el desarrollo integral de mis alumnos.
José Dolores Guadalupe Moctezuma Hernández (Lole)
Concepciones del Aprendizaje
Teorías congruentes con el enfoque de competencias.
Después de leer con atención el documento de Pere Marqués puedo concluir haciendo una serie de condiciones educativas que facilitarán el desarrollo de Competencias.
Quiero agregar que cada una de ellas de manera aislada, difícilmente nos ayudaran en el desarrollo, puesto que como las competencias tienen una estructura integral, su desarrollo, también se puede lograr integrando diferentes propuestas.
Estas son entonces algunas de las principales teorías que encontré como indispensables para el desarrollo de Competencias.
Aprendizaje por descubrimiento. La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento, desarrollada por J. Bruner, atribuye una gran importancia a la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad.
Experimentación directa sobre la realidad, aplicación práctica de los conocimientos y su transferencia a diversas situaciones.
-Aprendizaje por penetración comprensiva. El alumno experimentando descubre y comprende lo que es relevante, las estructuras.
Práctica de la inducción: de lo concreto a lo abstracto, de los hechos a las teorías.
-Utilización de estrategias heurísticas, pensamiento divergente.
-Currículo en espiral: revisión y ampliación periódica de los conocimientos adquiridos.
Me queda claro que no podemos simplificar la propuesta de la RIEMS a lo que mencionan algunos autores mecanicistas, puesto que las competencias que la reforma pretende, serán en un sentido amplio, “Competencias para la Vida”
Aprendizaje significativo (D. Ausubel, J. Novak) postula que el aprendizaje debe ser significativo, no memorístico, y para ello los nuevos conocimientos deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz. Frente al aprendizaje por descubrimiento de Bruner, defiende el aprendizaje por recepción donde el profesor estructura los contenidos y las actividades a realizar para que los conocimientos sean significativos para los estudiantes.
-Condiciones para el aprendizaje:
- significabilidad lógica (se puede relacionar con conocimientos previos)
- significabilidad psicológica (adecuación al desarrollo del alumno)
- actitud activa y motivación.
- Relación de los nuevos conocimientos con los saberes previos. La mente es como una red proposicional donde aprender es establecer relaciones semánticas.
- Utilización de organizadores previos que faciliten la activación de los conocimientos previos relacionados con los aprendizajes que se quieren realizar.
- Diferenciación-reconciliación integradora que genera una memorización comprensiva.
- Funcionalidad de los aprendizajes, que tengan interés, se vean útiles.
Lograr este tipo de aprendizajes, nos llevara a dejar de ver a alumnos que estudian para un examen, obtienen una nota aprobatoria; y una semana después, no tienen la menor idea de sobre la materia de la cual presentaron examen. Mediante el esquema de Aprendizaje Significativo, al incorporar los nuevos conocimientos con los ya poseídos, se reforzará pues la estructura cognitiva del alumno.
Constructivismo. J. Piaget, en sus estudios sobre epistemología genética, en los que determina las principales fases en el desarrollo cognitivo de los niños, elaboró un modelo explicativo del desarrollo de la inteligencia y del aprendizaje en general a partir de la consideración de la adaptación de los individuos al medio.
-Considera tres estadios de desarrollo cognitivo universales: sensorio-motor, estadio de las operaciones concretas y estadio de las operaciones formales. En todos ellos la actividad es un factor importante para el desarrollo de la inteligencia.
-Construcción del propio conocimiento mediante la interacción constante con el medio. Lo que se puede aprender en cada momento depende de la propia capacidad cognitiva, de los conocimientos previos y de las interacciones que se pueden establecer con el medio. En cualquier caso, los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención.
-Reconstrucción de los esquemas de conocimiento. El desarrollo y el aprendizaje se produce a partir de la secuencia: equilibrio - desequilibrio – reequilibrio (que supone una adaptación y la construcción de nuevos esquemas de conocimiento).
Aprender no significa ni reemplazar un punto de vista (el incorrecto) por otro (el correcto), ni simplemente acumular nuevo conocimiento sobre el viejo, sino más bien transformar el conocimiento. Esta transformación, a su vez, ocurre a través del pensamiento activo y original del aprendiz. Así pues, la educación constructivista implica la experimentación y la resolución de problemas y considera que los errores no son antitéticos del aprendizaje sino más bien la base del mismo.
Y aunque socialmente no es muy aceptado el adaptarse, considero que este proceso de adaptación, nos permitirá hacer siempre los ajustes necesarios para interactuar con nuevos paradigmas y convivir adecuadamente con ellos.
Y esos nuevos paradigmas serán la principal muestra de la construcción de nuevos esquemas cognitivos.
Socio-constructivismo. Basado en muchas de las ideas de Vigotski, considera también los aprendizajes como un proceso personal de construcción de nuevos conocimientos a partir de los saberes previos (actividad instrumental), pero inseparable de la situación en la que se produce. Enfatiza en los siguientes aspectos:
-Importancia de la interacción social. Aprender es una experiencia social donde el contexto es muy importante y el lenguaje juega un papel básico como herramienta mediadora, no solo entre profesores y alumnos, sino también entre estudiantes, que así aprenden a explicar, argumentar... Aprender significa "aprender con otros", recoger también sus puntos de vista. La socialización se va realizando con "otros" (iguales o expertos).
-Incidencia en la zona de desarrollo próximo, en la que la interacción con los especialistas y con los iguales puede ofrecer un "andamiaje" donde el aprendiz puede apoyarse.
Actualmente el aprendizaje colaborativo y el aprendizaje situado, que destaca que todo aprendizaje tiene lugar en un contexto en el que los participantes negocian los significados, recogen estos planteamientos. El aula debe ser un campo de interacción de ideas, representaciones y valores. La interpretación es personal, de manera que no hay una realidad compartida de conocimientos. Por ello, los alumnos individualmente obtienen diferentes interpretaciones de los mismos materiales, cada uno construye (reconstruye) su conocimiento según sus esquemas, sus saberes y experiencias previas su contexto...
Este esquema social del aprendizaje requiere tomar en cuenta la necesidad que tiene el docente de crear espacios de seguridad Psicológica en todos los entornos de aprendizaje que le permitan al alumno integrarse a actividades de aprendizaje colaborativo, sin tener que estar pendiente de defender su postura, seguridad e integridad.
Si logramos lo anterior, este aprendizaje colaborativo, será el principal aporte a la sociedad, puesto que recupera el sentido Ético y Social del Saber.
Ético y Social, porque nos lleva a respetar nuestras propias reglas, así como las reglas establecidas en el grupo, lo cual como consecuencia, nos llevara a ser mejores ciudadanos.
José Dolores Guadalupe Moctezuma Hernández (Lole)
martes, 26 de mayo de 2009
Invitación
Lole
sábado, 23 de mayo de 2009
La aventura de ser docente
La aventura de ser maestro
José M. Esteve
Universidad de Málaga
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Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos
Universidad de Navarra. 4 de febrero de 2003
Tras veinticinco años de recorrido profesional, el autor afirma que se aprende a ser profesor por ensayo y por error. En el camino deben sortearse distintas dificultades, como elaborar tu propia identidad profesional, dominar las técnicas básicas para ser un buen interlocutor, resolver el problema de la disciplina y adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado.[u1]
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La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos.
Como casi todo el mundo, yo me inicié en la enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás porque, como he escrito en otra parte, nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error. Aún me acuerdo de mi primer día de clase: toda mi seguridad superficial se fue abajo al oír una voz femenina a mi espalda: “¡Qué cara de crío. A éste nos lo comemos!”. Aún me acuerdo de mi miedo a que se me acabara la materia que había preparado para cada clase, a que un alumno me hiciera preguntas comprometidas, a perder un folio de mis apuntes y no poder seguir
Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor[u2] : la libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos. Y con la libertad llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual.[u3]
Pensar y sentir
El camino y la meta me los marcó Unamuno en una necrológica de Giner de los Ríos, leída por azar en el Boletín de
”Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”... Miguel de Unamuno y su preocupación por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas. Muchos colegas coinciden en este punto. Mª Carmen Díez, desde la escuela primaria, expresa así su visión actual de la enseñanza: “ahora entiendo la escuela como un sitio adonde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnífico”. Fernando Corbalán, un profesor de secundaria, tras hablarnos de que en clase tenemos que divertirnos, buscar el ansia de saber y propiciar una atmósfera de investigación, concluye: “Y no se piense que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora en los dos sentidos[u4] . Mi experiencia, al menos, me dice que algunos de los juegos y problemas con los que he disfrutado, y que sigo utilizando, han tenido su origen en la dinámica de
Hace tiempo, descubrí que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea. Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento. Todas las ciencias tienen en su origen a un hombre o una mujer preocupados por desentrañar la estructura de
Cada día, antes de explicar un tema, necesito preguntarme qué sentido tiene el que yo me ponga ante un grupo de alumnos para hablar de esos contenidos, qué les voy a aportar, qué espero conseguir. Y luego, cómo enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con los nuevos contenidos que voy a introducir[u7] . Por último me lanzo un reto: me tengo que divertir explicándolo, y esto es imposible si cada año repito la explicación del tema como una salmodia, con la misma gracia en el mismo sitio y los mismos ejemplos; llevo treinta años oyéndome explicar los temas, en algunas ocasiones, repitiéndolos dos o tres veces en distintos grupos; he calculado que me jubilo el año 2.021 y estoy seguro de que moriré de aburrimiento si me oigo año tras año repitiendo lo mismo, con mis papeles cada vez más amarillos y los rebordes carcomidos[u8] . La renovación pedagógica, para mí, es una forma de egoísmo: con independencia del deseo de mejorar el aprendizaje de mis alumnos, la necesito como una forma de encontrarme vivo en la enseñanza, como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos... “pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir...” Desde esta perspectiva, la enseñanza recupera cada día el sentido de una aventura que te rescata del tedio y del aburrimiento, y entonces encuentras la libertad de expresar en clase algo que te es muy querido. Inmediatamente recibes la respuesta: cien alumnos pican el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el sedal, modulas el ritmo de tu explicación a la frecuencia que ellos emiten con sus gestos y sus preguntas, y la hora se pasa en un suspiro -también para ellos-. Y entonces descubres la alegría: ese momento de magia te recompensa las horas de estudio y te hace sentirte útil en la enseñanza.
No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro. A veces tenemos la fortuna de encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes antes insospechados, nos enfrenta con nosotros mismos rompiendo las barreras de nuestras limitaciones; su discurso rescata pensamientos presentidos que no nos atrevíamos a formular, e inquietudes latentes que estallan con una nueva luz. Y, curiosamente, no nos sentimos humillados por seguir el curso de un pensamiento ajeno; por el contrario, su discurso nos libera y nos ensancha creando en nosotros un juicio paralelo con el que reestructuramos nuestra forma de ver la realidad; y luego, extinguida la palabra, aún encontramos los ecos que rebotan en nuestro interior obligándonos a ir más allá, a pensar por nuestra cuenta, a extraer nuevas conclusiones que no estaban en el discurso original... Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Las dificultades
He hablado de mis precarios inicios en la enseñanza, y de mi visión actual tras treinta años de recorrido profesional; pero, para ayudar a otros a recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar del proceso intermedio, e, inevitablemente, de las dificultades a sortear.
Identidad profesional
El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional. Esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor[u9] . Y aquí aparecen los primeros problemas, porque hay enseñantes que no aceptan el trabajo de ser profesor. Las dificultades suelen ser distintas entre los profesores de primaria respecto a los de secundaria.
Entre los de primaria el peor problema es la idealización: la formación inicial que han recibido suele repetir con insistencia lo que el buen profesor “debe hacer”, lo que “debe pensar” y lo que “debe evitar”; pero nadie les ha explicado, en términos prácticos, cómo actuar, cómo enfocar los problemas de forma positiva y cómo eludir las dificultades más comunes. Han aprendido contenidos de enseñanza, pero no saben cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír. Así, se les ha repetido hasta la saciedad la importancia de la motivación para el aprendizaje significativo: “el buen profesor debe motivar a sus alumnos”; pero nadie se ha preocupado de que aprendieran de forma práctica diez técnicas específicas de motivación. Pese a que una de las principales tareas a desarrollar en su trabajo será la enseñanza de la lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de maestro incluyen un curso de lectoescritura, mientras que es frecuente que se dediquen cursos enteros al aprendizaje de la fonética.
Por estos caminos, al llegar al trabajo práctico en la enseñanza, el profesor novato se encuentra con que tiene claro el modelo de profesor ideal, pero no sabe cómo hacerlo realidad. Tiene claro lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo hacerlo. “El choque con la realidad” dura dos o tres años; en ellos el profesor novato tiene que solucionar los problemas prácticos que implica entrar en una clase, cerrar la puerta y quedarse a solas con un grupo de alumnos.
En este aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al retrato robot del “profesor ideal”; quienes lo intentan descubren la ansiedad de comparar, cada día, las limitaciones de una persona de carne y hueso con el fantasma etéreo de un estereotipo ideal. Desde esta perspectiva, si las cosas salen mal es por que yo no valgo, por que yo no soy capaz de dominar la clase; y, de esta forma, los profesores novatos se ponen a sí mismos en cuestión, y, a veces, cortan los canales de comunicación con los compañeros que podrían ayudarles: ¿cómo reconocer ante otros que yo tengo problemas en la enseñanza, si el “buen profesor” no “debe” tener problemas en clase?[u10] Como señala el artículo de Fernández Cruz, la identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización, en el que el profesor novato tiene que volver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora desde el punto de vista del profesor práctico y no del estudiante de magisterio.
Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho más grave. Como señala Fernando Corbalán: “la inmensa mayoría de los profesores de secundaria nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes... Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico,...)”. En efecto, nuestros profesores de secundaria se forman en unas Facultades universitarias de Ciencias y Letras que, ni por asomo, pretenden formar profesores. En ellas predomina el modelo del investigador especialista. Como resultado de este modelo, el profesor que llega al Instituto para explicar Geografía e Historia, y, con un poco de mala suerte un curso suelto de Ética, se identifica a sí mismo como “medievalista”, ya que, durante los últimos cinco años de su vida, la Universidad le ha insistido en la necesidad de estudiar Paleografía, Epigrafía y Numismática, Latín y Árabe para acceder a los documentos medievales, y se le ha iniciado en el trabajo de Archivo, centrándole en una época histórica muy determinada y permitiéndole olvidar el resto de
Para colmo, nuestro futuro profesor de secundaria se da cuenta de que no sabe cómo organizar una clase, cómo lograr un mínimo orden que permita el trabajo y cómo ganarse la atención de los alumnos. Aquí, el problema de perfilar una identidad profesional estable pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos[u11] . ¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de Universidad! Ellos son investigadores, especialistas, químicos inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o arqueólogos, ¿por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de treinta adolescentes bárbaros? ¡Hay que mantener el nivel! -gritan exaltados-, y ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados. Y además, hasta el fin de sus días, vivirán la enseñanza rumiando la afrenta de que la sociedad les obligue a abandonar el Olimpo de su investigación para mantener contacto un grupo de adolescentes.
Por contra, algunos profesores consiguen estar a gusto en su trabajo, y descubren que esto pasa, necesariamente, por una actitud de servicio hacia los alumnos, por el reconocimiento de la ignorancia como el estado inicial previsible, por aceptar que la primera tarea es encender el deseo de saber[u12] , por aceptar que el trabajo consiste en reconvertir lo que sabes para hacerlo accesible a un grupo de adolescentes... Un viejo maestro me decía que, enseñar al que no sabe está catalogado, oficialmente, entre las obras de misericordia; y, en efecto, hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar a su servicio, en responder a sus preguntas sin humillarlos, en esperar algunas horas en tu despacho por si alguno quiere una explicación extra, en buscar materiales que les hagan asequible lo esencial, y en recuperar lagunas de años anteriores para permitirles acceder a los nuevos conocimientos. Lo único verdaderamente importante son los alumnos... Esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores [u13] y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos. Esa es la tarea con la que hemos de llegar a identificarnos.
Comunicación e interacción
El segundo problema a solucionar para ganarse la libertad de estar a gusto en clase hace referencia a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un comunicador, es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de
Una buena parte de las ansiedades y los problemas de los profesores debutantes se centran en este ámbito formal de lo que se puede y lo que no se puede decir o hacer en una clase[u14] . El profesor novato descubre enseguida que, además de los contenidos de enseñanza, necesita encontrar unas formas adecuadas de expresión, en las que los silencios son tan importantes como las palabras, en las que el uso de una expresión castiza puede ser simpático o hundirnos en el más espantoso de los ridículos. El problema no consiste sólo en presentar correctamente nuestros contenidos, sino también en saber escuchar, en saber preguntar y en distinguir claramente el momento en que debemos abandonar
Los profesores experimentados saben qué lugar físico deben ocupar en una clase, dependiendo de lo que ocurra en ella; saben interpretar las señales gestuales que emiten los alumnos para regular nuestro ritmo de clase, y el dominio de éstas y otras habilidades de comunicación requiere entrenamiento, reflexión y una constante actitud de autocrítica para depurar nuestro propio estilo docente. Al final, conseguimos ser dueños de nuestra forma de estar en clase, conseguimos comunicar lo que exactamente queremos decir, y logramos mantener una corriente de empatía con nuestros alumnos.[u15]
Disciplina
Otro obstáculo serio a superar, quizás el que genera en los novatos la mayor ansiedad, es el problema de
El viejo supuesto, según el cual, “para enseñar una asignatura lo único realmente importante es dominar su contenido” encuentra en este campo su negación más radical. Entonces, el profesor descubre que debe atender otras tareas distintas a las de enseñar: tiene que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal. Y esto requiere una atención especial, a la que también hay que dedicar un cierto tiempo. El razonamiento y el diálogo son las mejores armas, junto con el convencimiento de que los alumnos no son enemigos de quienes tienes que defenderte[u16] . Mi experiencia me dice que los alumnos son seres esencialmente razonables; es posible que, si te dejas, intenten llevarte al huerto y bajar algo tus niveles de exigencia, pero si la razón te asiste y en ella fundas tu propia seguridad, los alumnos saben descubrir muy bien cuáles son los límites.
Contenidos y niveles
Por último, nos queda el problema de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos[u17] . El profesor novato tiene que entender que ha dejado la Universidad, tiene que desprenderse de los estilos académicos del investigador especialista, y adecuar su enfoque de los conocimientos para hacerlos asequibles a su grupo de clase. Yo también protesto por el bajo nivel con el que me llegan mis alumnos, pero protestar no sirve de nada, tienes los alumnos que tienes, y con ellos no hay más que una alternativa: o los enganchas en el deseo de saber, o los vas dejando tirados conforme avanzas en tus explicaciones. Hay quien, en salvaguarda del nivel de enseñanza, adopta la segunda opción; pero a mí siempre me ha parecido el reconocimiento implícito de un fracaso; quizás porque, como dije antes, hace tiempo que descubrí que en cualquier asignatura, lo único importante es ser maestro de humanidad.
El orgullo de ser profesor
Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No espero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería hacer, y estoy donde quería estar. Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos d[u18] esde el preescolar hasta la Universidad.
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MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)
Escritor, filósofo, humanista. Rector de la Universidad de Salamanca. Autor de una extensa obra literaria en la que destacan sus ensayos, en los que analiza la realidad social con una visión crítica y con una fuerte implicación personal. Se le considera uno de los mejores representantes de la Generación del 98. Su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera le llevó al destierro.
FRANCISCO GINER DE LOS RIOS (1839-1915)
Catedrático de derecho de la Universidad de Madrid. En 1876 renuncia a su puesto en defensa de la libertad de cátedra y funda
[u1]Dentro del entorno de mi asignatura, este aspecto es el más significativo, puesto que los descubrimientos son acerca de sí mismos.
[u2]Me recuerdo con camisas y pantalón de vestir, chaleco y corbata en un intento de mostrarme diferente “como maestro”, así mismo correctamente afeitado todos los días . Ahora disfruto de la comodidad de la mezclilla y de mi barba, así cómo compartir si así lo considero pertinente aspectos de mi mismo que antes escondía.
[u3]Sobre todo, porque sin abandonar el rigor de un programa, puedo jugar con el cómo conducir las sesiones.
[u4]Mis alumnos me han permitido crecer como persona, al mostrarse con las carencias que Yo siempre oculte.
[u5]Esto considero es la esencia de ser maestro, que el alumno cuestione y se cuestione acerca de todo, para lograrlo, hay que aprender a preguntar, para así provocar que ellos se formulen sus propias preguntas.
[u6]Esto es la consecuencia de hacer buenas preguntas.
[u7]Esta es la mejor definición de aprendizaje significativo.
[u8]Recuerdo a un “maestro” así y me ayudo cuando decidí ser maestro pues me permitió saber que tipo de maestro no quería ser.
[u9]Aquí me recuerdo siempre empeñado por conocer más, y me resulta muy frustrante cuando veo que mis alumnos se conforman con muy poco, entre menos, mejor.
[u10]A Dios Gracias, siempre tuve cerca un compañero confiable, para preguntarle cosas como:
¿Y en este grupo, cómo le haces?
¿Y este tema cómo lo manejaste?
Se me ocurrió esto: ¿Cómo lo vez?
Recibiendo siempre la respuesta que estaba buscando.
[u11]Bastante grave si recordamos que al profesor le enseñan a enseñar y tiene que descubrir a provocar aprendizajes por si mismo en el mejor de los casos; o pasarse toda su vida “enseñando”
[u12]Respecto de esto, debemos recordar que de acuerdo a la escala de necesidades de Maslow, los adolescentes se están buscando a si mismos en el mejor de los casos, y el saber no es una prioridad, entonces hay que enamorarlos del tema, para así encender en ellos el deseo de saber.
[u13]Muy importante compromiso para todos, no solo para los profesores de Civismo o Ética; y la mejor manera de hacerlo será dando ejemplos de vida.
[u14]Ya lo mencione, pero se puede hacer desde una expresión adolescente común, para que el alumno sepa que le estamos hablando a él. Y desde ahí como en la PLN, conducir el tema hasta el terreno tecno-científico desde donde podemos explayarnos, sin que el alumno se sienta excluido de la problemática o de la solución.
[u15]Pero generalmente en las clases de docencia no se nos enseña a ser empáticos; solo se nos pide hacerlo, mencionando que significa “ponerse en los zapatos del otro”; como si fuera posible así de fácil.
[u16]Lo cual se puede lograr, desde el hacer saber al alumno que el profesorado no es el enemigo a vencer; sino el compañero de viaje, y que pueden confiar en ese compañero.
[u17]Difícil de lograr cuando se fijan las metas solo desde el rigor de los objetivos del programa de estudios.
Es todo un arte llegar a los objetivos desde el nivel cognoscitivo de los alumnos, para lograrlo hay que saber adaptar y dosificar contenidos.
[u18]Y no solamente a enfrentarse con su sociedad, a la cual nunca podrán vencer desde esa postura; solo mostrándoles como vivir conforme a una imagen propia del ciudadano que transformara a su sociedad, en una mas favorecedora.